El experimento de Redi
Francesco Redi, médico e investigador, realizó un experimento
en 1668 en el que colocó cuatro vasos en los que puso respectivamente un pedazo
de serpiente, pescado, anguilas y un trozo de carne de buey. Preparó luego
otros cuatro vasos con los mismos materiales y los dejó abiertos, mientras que
los primeros permanecían cerrados herméticamente. Al poco tiempo algunas moscas
fueron atraídas por los alimentos dejados en los vasos abiertos y entraron a
comer y a poner huevos; transcurrido un lapso de tiempo, en esta serie de vasos
comenzaron a aparecer algunas larvas. Esto no se verificó, en cambio, en los
vasos cerrados, ni siquiera después de varios meses. Por tal motivo, Redi llegó
a la conclusión que las larvas (gusanos) se originaban de las moscas y no por
generación espontánea de la carne en descomposición.
Algunos objetaron que en los vasos cerrados había faltado la
circulación del aire (el principio activo o principio vital) y eso había
impedido la generación espontánea. Redi realizó un segundo experimento: esta
vez los vasos del experimento no fueron cerrados herméticamente, sino sólo
recubiertos con gasa. El aire, por lo tanto, podía circular. El resultado fue
idéntico al del anterior experimento, por cuanto la gasa, evidentemente,
impedía el acceso de insectos a los vasos y la consiguiente deposición de los
huevos, y en consecuencia no se daba el nacimiento de las larvas.
Con estas simples experiencias, Redi demostró que las larvas
de la carne putrefacta se desarrollaban de huevos de moscas y no por una
transformación de la carne, como afirmaban los partidarios de la abiogénesis.
Los resultados de Redi fortalecieron la biogénesis, teoría que sostiene que el
origen de un ser vivo solamente se produce a partir de otro ser vivo
No hay comentarios:
Publicar un comentario