martes, 27 de mayo de 2014

Cinco millones y medio de muertes invisibles al año
Pasan sin dejar huella, pero en el sentido literal del término. Cada año 5,5 millones de bebés nacer y mueren sin llegar a ser registrados, mientras que uno de cada tres recién nacidos ni siquiera tienen certificado de nacimiento a la edad de un año. Este fenómeno no es exclusivo de los países pobres. En los ricos también se da, pero solo en un subgrupo concreto: el de los que nacen muy prematuros y fallecen y los que nacer muertos.

Estos son algunos de los datos de una nueva serie de reportajes en The Lancet que, bajo el título Cada recién nacido, hace un retrato fidedigno de las oportunidades que tiene un bebé de sobrevivir tras su nacimiento y aborda los pasos que se han de tomar para evitar las muertes infantiles prevenibles, que los análisis fijan en tres millones anuales.

Un niño recién nacidoLos 10 países más seguros para un recién nacido, es decir, aquellos donde la mortalidad neonatal por cada 1.000 nacimientos es más baja son, de mayor a menor: Japón, Singapur, Chipre, Estonia, Finlandia, Corea del Sur, Suecia, Noruega y Portugal.

La otra cara de la moneda la representan los diez países menos recomendables para reproducirse. El menos idóneo es Sierra Leona, donde fallecen 49,5 de cada 1.000 recién nacidos y le siguen de cerca Somalia, Guinea-Bissau, Angola, Lesoto, República Democrática del Congo, Pakistán, Mali, la República Central Africana y Costa de Marfil.

Muchos de estos países, aunque no todos, coinciden con los que ocupan el top 10 de naciones donde es más difícil que un niño tenga un certificado de nacimiento al llegar a su primer cumpleaños.

Los datos también sirven para tirar de las orejas a algunos países desarrollados que, sin figurar entre los lugares poco recomendables para tener descendencia, sí demuestran un progreso más lento en la reducción de su tasa de mortalidad neonatal. Entre estos se encuentran países como Dinamarca, Holanda, Alemania y Suiza, que ocupa la primera posición al haber reducido solo en un 16% esta cifra entre 1990 y 2012.

España no ocupa un buen puesto en algunos de los datos, aún sin estar nunca entre las naciones 'recriminadas' por los autores de la investigación. Según los datos de The Lancet, en 2012 nacieron en el país 499.500 niños. De cada 1.000 niños, 3,1 nacieron muertos, lo que pone al país en un puesto 18 de nacimientos de este tipo.

En cuanto a la mortalidad neonatal, fallecieron nada antes de cumplir un mes de edad 2,7 de cada 1.000 niños, lo que hace que España esté en un poco favorable puesto 23 en este ranking. Sin embargo, los datos son positivos porque el descenso de este tipo de muertes entre 1990 y 2012 fue de un 60%.

La investigación que arroja estos datos ha sido liderada por Joy Lawn, director del MARCH Centre en la Escuela de Medicina Tropical de Londres (Reino Unido), en colaboración con 55 otros expertos de 18 países. La serie consta de cinco estudios, que analizan distintos aspectos de la salud neonatal. Además del que da cifras sobre las posibilidades de supervivencia en los distintos países, se aborda también el tema de los nacimientos invisibles, el retorno en la inversión de medidas para prevenir las muertes de madres y bebés en el parto y la necesidad de que los políticos se impliquen en la prevención de este asunto.

La serie incluye también seis editoriales, en los que se expresan personalidades como Melinda Gates, que subraya que con medidas no necesariamente caras se puede reducir esta mortalidad, como una advertencia a aquellos que se amparan en la falta de fondos para no abordar este problema.

La mayoría de las muertes en el nacimiento -las que son más prevenibles- se deben a complicaciones relacionadas con la prematuridad y las infecciones en el nacimiento. Por esta razón, los expertos apuntan a la necesidad de invertir en los cuidados sanitarios justo antes e inmediatamente después del parto. Los autores también llaman la atención sobre la necesidad de priorizar las políticas de planificación familiar.


La publicación de esta serie de estudios coincide con una reunión que se celebra esta semana en la asamblea de la Organización Mundial de la Salud y que abordará precisamente un plan de acción en este campo, que incluirá la toma de medidas desde la preconcepción y el embarazo hasta la niñez y adolescencia.

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