Cinco
millones y medio de muertes invisibles al año
Pasan sin dejar huella, pero en el sentido
literal del término. Cada año 5,5 millones de bebés nacer y mueren sin llegar a
ser registrados, mientras que uno de cada tres recién nacidos ni siquiera
tienen certificado de nacimiento a la edad de un año. Este fenómeno no es
exclusivo de los países pobres. En los ricos también se da, pero solo en un
subgrupo concreto: el de los que nacen muy prematuros y fallecen y los que
nacer muertos.
Estos son algunos de los datos de una nueva
serie de reportajes en The Lancet que, bajo el título Cada recién nacido, hace
un retrato fidedigno de las oportunidades que tiene un bebé de sobrevivir tras
su nacimiento y aborda los pasos que se han de tomar para evitar las muertes
infantiles prevenibles, que los análisis fijan en tres millones anuales.
Los 10 países más seguros para un recién
nacido, es decir, aquellos donde la mortalidad neonatal por cada 1.000
nacimientos es más baja son, de mayor a menor: Japón, Singapur, Chipre,
Estonia, Finlandia, Corea del Sur, Suecia, Noruega y Portugal.
La otra cara de la moneda la representan
los diez países menos recomendables para reproducirse. El menos idóneo es
Sierra Leona, donde fallecen 49,5 de cada 1.000 recién nacidos y le siguen de
cerca Somalia, Guinea-Bissau, Angola, Lesoto, República Democrática del Congo,
Pakistán, Mali, la República Central Africana y Costa de Marfil.
Muchos de estos países, aunque no todos,
coinciden con los que ocupan el top 10 de naciones donde es más difícil que un
niño tenga un certificado de nacimiento al llegar a su primer cumpleaños.
Los datos también sirven para tirar de las
orejas a algunos países desarrollados que, sin figurar entre los lugares poco
recomendables para tener descendencia, sí demuestran un progreso más lento en
la reducción de su tasa de mortalidad neonatal. Entre estos se encuentran
países como Dinamarca, Holanda, Alemania y Suiza, que ocupa la primera posición
al haber reducido solo en un 16% esta cifra entre 1990 y 2012.
España no ocupa un buen puesto en algunos
de los datos, aún sin estar nunca entre las naciones 'recriminadas' por los
autores de la investigación. Según los datos de The Lancet, en 2012 nacieron en
el país 499.500 niños. De cada 1.000 niños, 3,1 nacieron muertos, lo que pone
al país en un puesto 18 de nacimientos de este tipo.
En cuanto a la mortalidad neonatal,
fallecieron nada antes de cumplir un mes de edad 2,7 de cada 1.000 niños, lo
que hace que España esté en un poco favorable puesto 23 en este ranking. Sin
embargo, los datos son positivos porque el descenso de este tipo de muertes
entre 1990 y 2012 fue de un 60%.
La investigación que arroja estos datos ha
sido liderada por Joy Lawn, director del MARCH Centre en la Escuela de Medicina
Tropical de Londres (Reino Unido), en colaboración con 55 otros expertos de 18
países. La serie consta de cinco estudios, que analizan distintos aspectos de
la salud neonatal. Además del que da cifras sobre las posibilidades de
supervivencia en los distintos países, se aborda también el tema de los
nacimientos invisibles, el retorno en la inversión de medidas para prevenir las
muertes de madres y bebés en el parto y la necesidad de que los políticos se
impliquen en la prevención de este asunto.
La serie incluye también seis editoriales,
en los que se expresan personalidades como Melinda Gates, que subraya que con
medidas no necesariamente caras se puede reducir esta mortalidad, como una
advertencia a aquellos que se amparan en la falta de fondos para no abordar
este problema.
La mayoría de las muertes en el nacimiento
-las que son más prevenibles- se deben a complicaciones relacionadas con la
prematuridad y las infecciones en el nacimiento. Por esta razón, los expertos
apuntan a la necesidad de invertir en los cuidados sanitarios justo antes e
inmediatamente después del parto. Los autores también llaman la atención sobre
la necesidad de priorizar las políticas de planificación familiar.
La publicación de esta serie de estudios
coincide con una reunión que se celebra esta semana en la asamblea de la
Organización Mundial de la Salud y que abordará precisamente un plan de acción
en este campo, que incluirá la toma de medidas desde la preconcepción y el
embarazo hasta la niñez y adolescencia.
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