Gemelas
excepcionales y unidas por las manos al nacer
No ha sido un nacimiento más. La gestación de Jillian y Jena
ocurre en uno de cada 10.000 embarazos. Son gemelas idénticas que, además de
compartir el ADN, han convivido en el mismo saco vitelino y se han alimentado
de la misma placenta desde su concepción. Y, por si esto no fuera poco, han
nacido agarradas de la mano. Fue algo emocionante hasta para los más
acostumbrados, médicos y matronas, y como ha dicho su madre, Sarah
Thislewwhistle, "no había ni un ojo seco en todo el quirófano".
Aunque se tiende a pensar que sólo hay dos modalidades de
embarazos cuando son dos los niños concebidos a la vez, estas gestaciones no se
limitan a la diferencia entre mellizos (originados de dos óvulos y dos
espermatozoides diferentes) y gemelos (un solo cigoto originado de un óvulo y
espermatozoide que posteriormente se divide en dos). Los gemelos idénticos,
también conocidos como monocigóticos, también puede compartir o no la placenta
y la bolsa amniótica. Lo más habitual es que cada uno tenga su placenta y su
bolsa y sólo entre el 1% y el 5% de los embarazos gemelares comparten ambas
estructuras.
Este tipo de embarazos se producen cuando la división del
cigoto ocurre entre los días 8 y 13 después de la fecundación, una vez que la
placeta y la bolsa amniótica ya se han formado. El principal problema de estos
embarazos es que al compartir el mismo espacio el movimiento de los fetos puede
dar lugar a enredos, nudos o estrangulamientos de los cordones umbilicales de
cada uno. Este problema supone una elevada tasa de complicaciones e incluso de
muerte, situándose la mortalidad en estos embarazos en el 30-70%.
Sarah, de 32 años y profesora de matemáticas, se enteró a las
19 semanas de gestación que eran dos los bebés que estaba gestando. "Hubo
un gran silencio. Nadie decía nada. Fue un shock", afirma esta madre.
También en ese momento su médico le dijo que era dos pero que compartían
placenta y bolsa y que esto la obligaría a guardar reposo y a estar ingresada.
De esta forma, tuvo que pasar 57 días de reposo en el Centro Médico Akron
General , en Ohio (EEUU). Algo que para ella ha sido la parte más dura para
ella, pues le ha obligado a estar separada de su otro hijo, Jaxon, de 15 meses,
que se ha quedado con su padre y abuela materna.
Las niñas nacieron a las 33 semanas por cesárea sin problemas.
Jenna pesó algo más de un kilo ochocientos gramos y Jillian poco más de kilo
tres cientos gramos. Al extraerlas, el médico las mostró a su madre porque
estaban agarradas de la mano. "Ya son las mejores amigas. No puedo creer
que estuvieran agarradas de la mano. Es sorprendente", ha afirmado la
madre.
Además de los problemas con los cordones umbilicales, estos
embarazos conllevan más riesgo de defectos congénitos -algo que no parece haber
afectado a estas niñas-, muerte de uno de los gemelos, y otros problemas. El
único problema que se ha podido detectar hasta el momento es que Jenna no podía
respirar por sí misma y precisó oxígeno. Ambas niñas fueron trasladadas al
Hosital Infantil de Akron por este motivo y se prevé que estarán ingresadas de
dos a cuatro semanas más.
"Es difícil poner en palabras lo increíble que es pensar
que las chicas están bien", ha afirmado la madre a la agencia Associated
Press.
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