ADN contra las
infecciones alimentarias
La mayoría de las infecciones alimentarias se producen porque
una bacteria consigue llegar del plato al organismo. La más famosa de ellas es
'Salmonella', pero otras muchas son igual de inoportunas y peligrosas:
Campylobacter, Listeria, Escherichia coli...
Estos patógenos son viejos conocidos para las autoridades
sanitarias, que, al menos en el primer mundo, han conseguido frenar su
expansión mediante medidas de seguridad y control en la cadena alimentaria.
Pese a todo, de vez en cuando, siguen dándose brotes e
infecciones localizadas a causa de estos patógenos. Según el último informe
oficial, en 2012 se produjeron 214.000 infecciones alimentarias en toda Europa.
De ellas, 'Campylobacter' fue la principal responsable.
Para intentar controlar aún más la acción de estos patógenos, las
autoridades sanitarias estadounidenses han dado un paso más y han destinado 30
millones de dólares (casi 22 millones de euros) a la investigación básica
contra la acción bacteriana.
En concreto, según han avanzado los Centros de Control y
Prevención de Enfermedades del país norteamericano, esta financiación se
destinará a secuenciar el genoma de las principales bacterias implicadas en las
infecciones alimentarias.
El objetivo, aseguran los responsables del organismo, es
frenar de una forma más rápida los brotes de infección e intentar prevenir
nuevos casos conociendo mejor cómo es su diseminación.
"En realidad este es un nuevo método de combatir
infecciones", ha señalado Tom Frieden, director de los Centros para el
Control y la Prevención de Enfermedades (CDC en sus siglas en inglés).
La secuenciación del genoma de un patógeno, ha añadido, puede
ser muy útil para la salud pública, aunque hasta la fecha no se ha utilizado de
forma amplia, sino en contadas ocasiones. La técnica sí se emplea de manera habitual
en la detección de nuevas y potencialmente peligrosas cepas de la gripe aviar,
y su uso se extenderá gracias al abaratamiento y la disponibilidad de la
tecnología de secuenciación genómica.
Como primer paso, los investigadores han comenzado a analizar
el ADN de todas las infecciones provocadas por Listeria registradas en Estados
Unidos durante este año, así como el procedente de muestras localizadas en
alimentos contaminados o fábicas.
Esta bacteria ocupa el tercer puesto en número de infecciones
alimentarias en EEUU y es especialmente peligrosa para las mujeres embarazadas.
Si la infección se produce en las primeras semanas de la gestación puede
provocar un aborto espontáneo. Si ocurre con el embarazo más avanzado, puede
conducir a la muerte fetal, ya que las bacterias pueden atravesar la placenta e
infectar al feto. Las verduras, la carne o la leche sin pasteurizar son algunos
de los alimentos a través de los que la Listeria puede llegar al organismo.
Si el proyecto piloto funciona, la iniciativa puede sentar las
bases de una nueva forma de abordar la seguridad alimentaria, han señalado los
CDC.
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