La Península Ibérica, líder mundial en el material del futuro
Es ligero y maleable, aislante, ignífugo e impermeable; es de
origen renovable y apto para reciclar una y otra vez; se emplea en todo tipo de
condiciones y usos, desde la industria alimentaria a la construcción o la tecnología
aeroespacial; su producción no genera residuos y beneficia al medio ambiente.
Este revolucionario material multiusos no es otro que... el corcho.
La corteza del alcornoque (Quercus suber) un recurso utilizado
desde hace milenios en el Mediterráneo está lejos de pasar de moda ante las
innovaciones modernas y se está revelando como un material pujante y con nuevos
usos aún por explotar.
Para poner al día las potencialidades del ecosistema del
alcornocal y analizar las perspectivas socioeconómicas que se plantean a esta
industria, la Fundación Biodiversidad, del Ministerio de Agricultura,
Alimentación y Medio Ambiente, acaba de organizar en Madrid la Conferencia
Internacional Alcornocales y sector del corcho. A ella han acudido más de 300
participantes, entre representantes gubernamentales, científicos, asociaciones
empresariales, sindicatos y cooperativas.
El evento estuvo presidido por el ministro de Agricultura,
Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete y la ministra de Agricultura
y Mar de Portugal, Assunçao Cristas. No en vano, los dos países ibéricos
dominan la producción mundial. De las 340.000 toneladas extraídas de los
bosques, Portugal produce un 61% y España un 30%.
Hay que tener en cuenta que el alcornoque es un árbol que sólo
crece en el Mediterráneo occidental. Este pariente de la encina es un árbol
mucho menos frugal que ésta y que requiere condiciones de clima y suelo más
exigentes.
El alcornoque demanda temperaturas más templadas tanto en
invierno como en verano, mayor humedad y sustratos específicos para poder
crecer. De este modo, sólo prospera en siete países mediterráneos: Portugal,
España, Francia, Italia, Marruecos, Argelia y Túnez, que suman más de dos millones
de hectáreas.
En España, concretamente, son Andalucía, Extremadura y
Cataluña las regiones que monopolizan el paisaje de alcornocales.
Puesto que más de la mitad de la superficie de alcornocal que
existe en el mundo se encuentra en la Península Ibérica y España es el segundo
productor mundial de corcho, la importancia de mantener y apostar por él se
hace evidente para ambos países. Y en la estrategia hay que tener en cuenta que
el recurso se obtiene gracias a la sabia explotación del bosque, que ha sabido
mantener durante siglos un equilibro entre producción y conservación.
Así lo señaló el ministro Arias Cañete durante su
intervención, al afirmar que "el corcho y el alcornoque han ocupado un
lugar clave en la evolución del bosque mediterráneo y deben seguir
ocupándolo". Los alcornocales son uno de los hábitats más ricos en
especies del Mediterráneo y tienen una localización estratégica para frenar la
desertización, puesto que mejoran la captación de agua y son resistentes a los
incendios. Albergan una gran biodiversidad, con especies de alto valor
protegidas por las directivas europeas como el águila imperial ibérica, o el
lince ibérico.
Esa biodiversidad, además, sobrevive en contacto con la
actividad diaria del hombre, pues está vinculada a las actividades
tradicionales de extracción del corcho y al aprovechamiento agroforestal de las
dehesas.
En España y Portugal hay unas 300 empresas directamente
vinculadas al corcho, que generan unos 3.500 empleos directos. En este ámbito,
destaca la industria taponera, cuya fabricación supone el 85% del volumen de
negocio del sector corchero en España y en el mundo.
Además, numerosas iniciativas innovadoras y proyectos piloto
están encontrando nuevas salidas económicas al material. Y todo ello sin tener
en cuenta el movimiento económico y laboral que generan otros usos del
alcornocal, como el ganadero, el agrícola y el de recreo.
Sin embargo, este ecosistema productivo no está exento de
amenazas. Las destacaba el propio ministro Arias Cañete al indicar que el
abandono rural, la ausencia de gestión o la conversión para otros usos
fundamentales ponen en riesgo este paisajes. "Estos hechos, unidos a los
efectos del cambio climático, afectan negativamente a la salud de los
alcornocales y aumentan su vulnerabilidad frente a enfermedades y plagas, como
el fenómeno de la seca" indicó el responsable ministerial.
Por ello, la opción apuntada por los expertos durante la
Conferencia Internacional es apostar por la excelencia y la innovación. Según
Arias Cañete, el sector "debe ser permeable a los cambios para adaptarse a
los nuevos tiempos, generando riqueza y empleo en las zonas rurales".
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