¿Protege el Alzheimer contra el cáncer?
Aunque algunos estudios habían visto una menor incidencia de
cáncer en pacientes con Alzheimer esquizofrenia, hasta ahora no había una
explicación muy clara para este fenómeno. Una investigación española acaba de
arrojar algo de luz a este fenómeno, bautizado como 'comorbilidad inversa'.
Publicado en la revista PLoS Genetics, el trabajo del Alfonso
Valencia -investigador del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas-
sugiere que existen al menos un centenar de genes que provocan esa relación
inversa entre el cáncer y ciertas enfermedades del sistema nervioso central (no
sólo Alzheimer, también Parkison o esquizofrenia).
Para ahondar en esta paradoja, Valencia y su equipo cruzaron
mediante análisis informáticos los datos de 1.700 inviduos procedentes de 30
estudios sobre diversas patologías neurodegenerativas y tres sobre cáncer de
colon, pulmón y próstata. Los datos que arroja su análisis demuestran que
existen 74 genes con poca actividad en patologías cerebrales pero muy activos
en el caso del cáncer y, a la inversa, 19 genes muy activos en enfermedades del
sistema nervioso y 'silenciados' en el caso del cáncer. "Nuestro estudio
da soporte a una observación médica, pero habrá que seguir estudiando para
comprender el porqué".
Como explica Valencia, son estos genes 'inversos' los que
podrían explicar porqué los pacientes con Alzheimer, Parkinson o esquizofrenia
tienen hasta un 50% menos de riesgo de cáncer, aunque la pregunta sigue siendo
"por qué pasa". Por ejemplo, añade, "si un paciente con
esquizofrenia, bien controlado con medicación, no desarrolla cáncer a la edad
en la que esta enfermedad es más habitual, no podemos saber si es por una
cuestión de sus genes o porque la medicación ha tenido algún efecto para
reprimir ciertos genes implicados en la aparición de tumores".
Como apunta desde Granada Juan Carlos Rodríguez-Manzaneque,
investigador del centro de genómica Genyo, el trabajo carece de base
experimental y no deja de ser un análisis informático. "La correlación que
muestra [entre dichos genes] es muy clara, pero es un estudio de relación de
datos que ahora habrá que demostrar con trabajos experimentales".
Entre los genes que han dado la cara al cruzar esos datos
están PIN1, p53 o Wnt. "Es probable que al leer el trabajo y los genes de
los que se trata, a algún investigador que esté estudiando con esos genes se le
encienda una bombillita", bromea Rodríguez-Manzaneque.
Como sugiere también Valencia, es más que probable que el
trabajo también dé lugar a estudios en los que se puedan probar nuevos usos de
fármacos ya conocidos, como el bexaroteno, un antitumoral que en ratones ya ha
demostrado propiedades contra el Alzheimer. O, a la inversa, para tratar de
utilizar algún agente que actúe contra el Alzheimer en la lucha contra el
cáncer. "El reposicionamiento de fármacos es una de las mayores
posibilidades del estudio", concluye.
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