sábado, 29 de marzo de 2014

La coinfección con VIH y VHC aumenta el riesgo de daño hepático 
La coinfección por el virus de la hepatitis C (VHC) y el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) es relativamente común entre los seropositivos españoles, ya que afecta a aproximadamente al 30% de este colectivo, una cifra motivada sobre todo por lo elevado de la transmisión histórica del VIH por uso de drogas por vía parenteral. Hasta ahora, se pensaba que el tratamiento del VIH con terapia antirretroviral de alta eficacia (TARGA) mejoraba el sistema inmunológico de los coinfectados y ralentizaba, así, el riesgo de progresión de la infección por el VHC a fibrosis hepática.

Sin embargo, un estudio publicado en Annals of Internal Medicine desmonta en parte esa creencia y afirma que, a pesar del tratamiento, los coinfectados con ambos virus evolucionan peor que los que solo lo están por el virus de la hepatitis C. Se trata de un estudio de los llamados de cohorte, que examinan la evolución de un grupo de personas -en este caso, veteranos estadounidenses, 4.2280 coinfectados y 6.079 monoinfectados- a lo largo de un tiempo.

Celula cancerosa en el hígado de una personaEl trabajo, dirigido por investigadores de la Perelman School of Medicine de la Duke University, sugiere que el tratamiento del VHC ha de ser prioridad en estos pacientes. Y es que los datos demuestran que la incidencia de descompensación hepática es mayor en los pacientes coinfectados que en los monoinfectados, ninguno de los cuales había recibido tratamiento para el virus de la hepatitis C.

Según explica el principal autor del estudio a EL MUNDO en ningún momento se pone en duda que los coinfectados deban recibir tratamiento antirretroviral. "Es un factor importante para ralentizar la progresión", explica Vincent Lo Re. Sin embargo, el aumento observado de descompensación hepática en el grupo de coinfectados (de 4,8% en los monoinfectados a 7,4% en los segundos) hace que se haya de considerar antes el inicio de la terapia anti VHC "para tratar de reducir el riesgo de complicaciones hepáticas".

Para Enrique Ortega, miembro del recién creado Grupo de Hepatitis Víricas de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) el trabajo desmonta en parte la hipótesis prevalente hasta ahora, que lo primero era tratar con terapia antirretroviral a los coinfectados.

Sin embargo, el especialista ve ciertas pegas al estudio que le hacen afirmar que la tesis que prevalecía hasta ahora no tiene por qué cambiar tras la publicación de este trabajo al que, a su juicio, le faltan algunos datos.

Así, Ortega echa en falta la distinción por genotipos del virus de la hepatitis C ya que, según explica, esto puede influir en un mayor deterioro hepático. "Sabemos, por ejemplo, que los genotipo 3 que no responden al tratamiento -los menos- están más relacionados con la fibrosis hepática", comenta.

Lo mismo sucede con un dato que es fundamental para analizar el daño hepático, como es el consumo de alcohol y del que no se afirma nada en la investigación. Otro dato que, según Ortega, podría influir en una peor evolución es el tipo de tratamiento antirretroviral que han utilizado los pacientes. "Sabemos que ciertas terapias de las que se usaban al principio de la TARGA tenían más toxicidad mitocondrial y eso influye", concluye el experto.

En este sentido, el autor principal señala que su grupo está precisamente estudiando en la actualidad si el uso acumulado de ciertos fármacos antirretrovirales puede incrementar el riesgo de descompensación hepática.

Lo Re subraya que sus datos no son generalizables a mujeres y que futuros estudios epidemiológicos deberían revisar esta cuestión en el sexo femenino, del que no se incluyen participantes en el trabajo.

El autor se confiesa algo sorprendido por los resultados de la investigación ya que, aunque ésta confirma su hipótesis, pensaban que las tasas de descompensación hepáticas serían más parecidas entre coinfectados en tratamiento antirretroviral y monoinfectados.


"Dado que la enfermedad terminal hepática es una causa tan importante de morbilidad entre coinfectados, nuestros grupo considera que cuantificar los riesgos de la misma a lo largo del tiempo puede ayudar a determinar quiénes de este grupo de pacientes deben de ser señalados tanto para modificar sus factores de riesgo como para un seguimiento más intensivo de complicaciones hepáticas y para recibir tratamiento de la hepatitis C", concluye Lo Re.

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