La coinfección con VIH y
VHC aumenta el riesgo de daño hepático
La coinfección por el virus de la hepatitis C (VHC) y el virus
de inmunodeficiencia humana (VIH) es relativamente común entre los
seropositivos españoles, ya que afecta a aproximadamente al 30% de este
colectivo, una cifra motivada sobre todo por lo elevado de la transmisión
histórica del VIH por uso de drogas por vía parenteral. Hasta ahora, se pensaba
que el tratamiento del VIH con terapia antirretroviral de alta eficacia (TARGA)
mejoraba el sistema inmunológico de los coinfectados y ralentizaba, así, el
riesgo de progresión de la infección por el VHC a fibrosis hepática.
Sin embargo, un estudio publicado en Annals of Internal
Medicine desmonta en parte esa creencia y afirma que, a pesar del tratamiento,
los coinfectados con ambos virus evolucionan peor que los que solo lo están por
el virus de la hepatitis C. Se trata de un estudio de los llamados de cohorte,
que examinan la evolución de un grupo de personas -en este caso, veteranos
estadounidenses, 4.2280 coinfectados y 6.079 monoinfectados- a lo largo de un
tiempo.
El trabajo, dirigido por investigadores de la Perelman School
of Medicine de la Duke University, sugiere que el tratamiento del VHC ha de ser
prioridad en estos pacientes. Y es que los datos demuestran que la incidencia
de descompensación hepática es mayor en los pacientes coinfectados que en los
monoinfectados, ninguno de los cuales había recibido tratamiento para el virus
de la hepatitis C.
Según explica el principal autor del estudio a EL MUNDO en
ningún momento se pone en duda que los coinfectados deban recibir tratamiento
antirretroviral. "Es un factor importante para ralentizar la
progresión", explica Vincent Lo Re. Sin embargo, el aumento observado de
descompensación hepática en el grupo de coinfectados (de 4,8% en los
monoinfectados a 7,4% en los segundos) hace que se haya de considerar antes el
inicio de la terapia anti VHC "para tratar de reducir el riesgo de
complicaciones hepáticas".
Para Enrique Ortega, miembro del recién creado Grupo de
Hepatitis Víricas de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y
Microbiología Clínica (SEIMC) el trabajo desmonta en parte la hipótesis
prevalente hasta ahora, que lo primero era tratar con terapia antirretroviral a
los coinfectados.
Sin embargo, el especialista ve ciertas pegas al estudio que
le hacen afirmar que la tesis que prevalecía hasta ahora no tiene por qué
cambiar tras la publicación de este trabajo al que, a su juicio, le faltan
algunos datos.
Así, Ortega echa en falta la distinción por genotipos del
virus de la hepatitis C ya que, según explica, esto puede influir en un mayor
deterioro hepático. "Sabemos, por ejemplo, que los genotipo 3 que no
responden al tratamiento -los menos- están más relacionados con la fibrosis
hepática", comenta.
Lo mismo sucede con un dato que es fundamental para analizar
el daño hepático, como es el consumo de alcohol y del que no se afirma nada en
la investigación. Otro dato que, según Ortega, podría influir en una peor
evolución es el tipo de tratamiento antirretroviral que han utilizado los
pacientes. "Sabemos que ciertas terapias de las que se usaban al principio
de la TARGA tenían más toxicidad mitocondrial y eso influye", concluye el
experto.
En este sentido, el autor principal señala que su grupo está
precisamente estudiando en la actualidad si el uso acumulado de ciertos
fármacos antirretrovirales puede incrementar el riesgo de descompensación
hepática.
Lo Re subraya que sus datos no son generalizables a mujeres y
que futuros estudios epidemiológicos deberían revisar esta cuestión en el sexo
femenino, del que no se incluyen participantes en el trabajo.
El autor se confiesa algo sorprendido por los resultados de la
investigación ya que, aunque ésta confirma su hipótesis, pensaban que las tasas
de descompensación hepáticas serían más parecidas entre coinfectados en
tratamiento antirretroviral y monoinfectados.
"Dado que la enfermedad terminal hepática es una causa
tan importante de morbilidad entre coinfectados, nuestros grupo considera que cuantificar
los riesgos de la misma a lo largo del tiempo puede ayudar a determinar quiénes
de este grupo de pacientes deben de ser señalados tanto para modificar sus
factores de riesgo como para un seguimiento más intensivo de complicaciones
hepáticas y para recibir tratamiento de la hepatitis C", concluye Lo Re.
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