sábado, 29 de marzo de 2014

Una nueva vía para clonar con fines médicos
La rapidez y el gran número de grupos científicos investigando en células madre hace que los avances en este campo sean como una carrera de obstáculos: se van derribando barreras a medida que se busca la meta que sería, básicamente, su uso para curar enfermedades humanas. Uno de los múltiples obstáculos para lograr tal fin es el que ha tumbado un equipo de investigadores dirigido por Shoukhrat Mitalipov, el mismo que consiguió por primera vez en el mundo clonar un embrión humano hace menos de un año. Su último logro seguramente cambie los libros de Biología. Lo que no está tan claro es que tenga la misma repercusión mediática.

El citoplasma (la zona que rodea al núcleo) de un óvulo no fecundado tiene capacidad para reprogramarse. Pero se creía que esa capacidad se perdía al ser fecundado. Un hecho que demostraba estas dos afirmaciones era la clonación de mamíferos que sólo se había logrado utilizando óvulos sin fecundar a los que se extraía su núcleo y se les insertaba el de otra célula adulta que se quería clonar. Así, se han clonado diferentes animales como ratones, ovejas, monos... e incluso embriones humanos. El hecho de que nadie hubiera podido hacer clonación con óvulos fertilizados hacía pensar que era un objetivo inviable. Y ha sido así hasta que Mitalipov, de la Universidad de Oregón (EEUU), ha dado un paso que otros no supieron dar.

Un embrión clónico de ratón obtenido con la nueva técnica.El estudio donde muestra que esto es posible, publicado en la revista Nature, propiciará que cientos de científicos intenten replicar lo que ellos han logrado: la clonación a partir de un embrión murino de dos células. Y así luchar después por conseguir un objetivo común: una clonación terapéutica en humanos para reprogramar células adultas de pacientes. Con esta técnica, se podrían desarrollar tejidos sanos que sustituyan a los dañados por una enfermedad y sin riesgo de rechazo porque serían idénticos (clonados) a los del paciente. "Nuestro propósito ahora era probar que además de los ovocitos [óvulos] el citoplasma de la célula embrionaria también retiene su capacidad para reprogramarse", afirma a EL MUNDO Mitalipov.

Simplificando mucho, lo que este investigador y su equipo hicieron fue tomar fibroblastos, células de la piel, de fetos de ratón. A estas células les extrajeron sus núcleos que fueron introducidos dentro de las células de un embrión de otro ratón al que previamente les habían quitado su núcleo. Un detalle crucial es que tanto el núcleo como el citoplasma de las células donantes y receptoras estaban en la misma fase del ciclo celular. Tras someterlos a varios procesos químicos, la reprogramación se realizó con éxito. Posteriormente, las células reprogramadas fueron cultivadas hasta formar embriones. Algunos se destruyeron para extraer sus células madre y otros fueron inyectados en el útero de ratones hembra que, tras gestarlos, fueron analizados para comprobar que eran quimeras idénticas del animal donante de los fibroblastos.

Más allá de ese cambio conceptual en el aspecto de la Biología, las ventajas en aspectos éticos están por ver. Mitalipov asegura que su técnica está fuera de cualquier debate de este tipo: "Basándonos en nuestros resultados, creemos que es suficiente un solo blastómero [célula embrionaria], obtenido a partir de una biopsia de un embrión [sobrante de las clínicas de reproducción], para su reprogramación y la derivación de células madre embrionarias. Por lo que esta aproximación no implica la destrucción de embriones".

Afirmación con la que no están de acuerdo los expertos consultados por EL MUNDO. Es cierto que la biopsia de embriones para extraer una célula es un proceso que se viene realizando hace unos años en las técnicas de diagnóstico preimplantacional. Se utiliza en algunas parejas con antecedentes de enfermedad para detectar anomalías genéticas en sus futuros hijos y elegir aquellos sin ese problema. El embrión biopsiado se desarrolla de forma normal una vez que se implanta en el útero.

Sin embargo, el hecho de que esta técnica no genere daño en el embrión no significa que la transferencia nuclear no conlleve la destrucción de ellos. "La técnica empleada por Mitalipov en este estudio utiliza embriones en lugar de óvulos sin fecundar, por lo que su uso en humanos puede provocar reticencias éticas en quienes consideran que la nueva vida aparece con la fecundación. Pero, si se emplean embriones sobrantes de técnicas de reproducción in vitro, que se desecharían en cualquier caso, esto no debería plantear ningún problema ético. En cuanto al posible empleo de una biopsia, me parece más un tecnicismo que una justificación ética válida desde el punto de vista práctico. Creo que en este caso, el valor del nuevo estudio está en la demostración de que se puede hacer, lo cual significa que estábamos entendiendo el proceso de reprogramación de forma equivocada", afirma Ángel Raya, director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona.

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