Un escáner para aeropuertos
más ágil, discreto y seguro
Los viajeros se han acostumbrado a llegar con antelación para
pasar los controles antes de acceder a la zona de embarque, pues a menudo hay
que esperar colas debido a la lentitud del proceso y a la frecuencia con la que
los arcos que detectan objetos metálicos dan falsas alarmas que obligan a
realizar cacheos. Por otro lado, los escáneres corporales digitales implantados
sobre todo en EEUU permiten detectar también objetos no metálicos, pero han
suscitado críticas porque los detalles de la anatomía del pasajero quedan
expuestos a las miradas del personal de seguridad.
Un escáner que está siendo desarrollado por un consorcio
liderado por la compañía española Alfa Imaging y financiado por la Comisión
Europea, intenta dejar atrás los inconvenientes de los sistemas implantados en
la actualidad.
Por un lado, este escáner denominado TeraScreen pretende
agilizar los controles al reducir las falsas alarmas y requerir menor atención
por parte de los vigilantes. Por otro, ofrece una imagen genérica computerizada
del individuo, que ni muestra detalles anatómicos ni queda registrada para
respetar su privacidad.
«Nuestro sistema se basa en la tecnología de las ondas
milimétricas. A diferencia de otros escáneres, como los que usan rayos X, no
emite radiación nociva para la salud», sostiene Fernando Allona, consejero
delegado de la empresa Alfa Imaging.
No se trata de una tecnología nueva pues desde los años 70 se
usa para ver en condiciones de baja visibilidad, por ejemplo, para que los
helicópteros puedan aterrizar en el desierto si hay tormentas de arena.
Los ingenieros de esta empresa fundada en 2006 ya han puesto
en marcha a la entrada de la base de la OTAN de Kandahar (Afganistán) un
sistema pasivo de ondas milimétricas para detectar explosivos. Ahora están
dando el salto al campo civil.
Su nuevo escáner combina un sistema pasivo y otro activo en
varias frecuencias de ondas milimétricas y terahercios, que escanean al
individuo mientras éste recorre sin detenerse un pasillo de entre tres y seis
metros.
Las imágenes resultantes son procesadas automáticamente en
tiempo real, mostrando en una pantalla la silueta. Si el escáner localiza algún
objeto sospechoso adosado al cuerpo, indicará con un recuadro dibujado en la
imagen el lugar en el que se encuentra.
Un sistema pasivo de ondas milimétricas detecta la radiación
natural que los cuerpos emiten o reflejan, y la transforma en una señal
eléctrica. Por ello, si el individuo lleva algún objeto adosado y escondido
bajo la ropa, esa zona no emitiría calor y sería detectada por la cámara.
En aeropuertos de países como Reino Unido ya funcionan
escáneres corporales de ondas milimétricas con un planteamiento parecido. Pero
además de localizar objetos escondidos, el sistema TeraScreen avisará al
vigilante del tipo de amenaza detectada con un código de colores: por ejemplo,
el recuadro será rojo si es un objeto metálico, verde si se trata de un líquido
o azul si es un producto en polvo. Así, sostiene Allona, será capaz de detectar
armas fabricadas con cualquier material, explosivos plásticos y líquidos o
drogas. Además, ya no será necesario que el pasajero se detenga, pues el
control se realiza mientras camina, aumentando el flujo de personas.
Nuevos tipos de ataques
Los controles para detectar armas o explosivos se han ido
extendiendo paulatinamente a otros lugares vulnerables a ataques, como
centrales energéticas, plataformas petroleras, estaciones de tren, museos e
incluso hoteles y hospitales en algunos países. Sin embargo, su lentitud impide
que su uso se generalice en recintos multitudinarios, como estadios de fútbol,
estaciones de autobús o salas de conciertos en los que también pueden existir
amenazas para la seguridad.
Según Allona, su escáner propiciará la implantación de controles
en este tipo de instalaciones. Calcula que permitirá el paso de unas 400
personas por hora, más del doble que con los sistemas disponibles en la
actualidad. Aunque el precio actual de estos sistemas de seguridad está en los
100.000 y 200.000 euros, su objetivo es llegar a ofrecer sus escáneres por
debajo de los 50.000 euros.
El proyecto TeraScreen, que comenzó a desarrollarse a mediados
de 2013 y concluirá en 2016 con una demostración de su viabilidad en el
aeropuerto de Bristol (Reino Unido), cuenta con un presupuesto de 4,8 millones
de euros. La mayoría procede de la Comisión Europea, que lo ha incluido en su
Séptimo Programa Marco de la UE de Seguridad.
En diciembre de 2001, el fallido intento por parte del
denominado terrorista del zapato de hacer explosionar un avión en pleno vuelo
de París a Miami puso de manifiesto la insuficiencia de los arcos que detectan
metales y de las normas de seguridad que acababan de implantarse tras los
atentados terroristas del 11-S.
En 2006 se logró abortar un plan para explosionar varios
aviones usando líquidos, lo que condujo a la controvertida normativa que limita
estos productos en el equipaje de mano y obliga a llevarlos en una bolsita de
plástico. Y en diciembre de 2009, otro intento de ataque con explosivos
escondidos en un avión que cubría la ruta Amsterdam- Detroit recordó que hacen
falta sistemas más versátiles que detecten todo tipo de sustancias
potencialmente peligrosas.
Desde entonces los Estados de la UE han probado diversos
escáneres para adaptarse a los nuevos métodos de los terroristas teniendo en
cuenta varias condiciones: que no sean dañinos para la salud, que se respete la
privacidad de los pasajeros situando en otra sala a los vigilantes cuando sea
necesario, que no se registren las imágenes y que se pueda optar por un control
manual.
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