Descifran el genoma del enigmático tiburón
elefante
Es uno de los
tiburones más raros del planeta. La naturaleza le ha dotado de una especie de
trompa que le permite escarbar en el fondo marino para cazar crustáceos y que
le ha valido a Callorhinchus milii el apodo de tiburón elefante.
Ahora, un equipo
internacional de investigadores ha secuenciado su genoma, una información con
la que pretenden conocer mejor este particular animal que vive en aguas
templadas de Nueva Zelanda y del sur de Australia, en profundidades de entre
200 y 500 metros. Y es que, más allá de su extraño aspecto, los científicos
quieren investigar cómo ha evolucionado el sistema inmune de esta longeva
especie y averiguar por qué en lugar de tener huesos, el esqueleto de los
tiburones es cartilaginoso.
Los detalles de
esta investigación, en la que se ha comparado el genoma del tiburón elefante
con el de los humanos y los de otras especies de vertebrados ya secuenciados,
se publican esta semana en la revista Nature. Los tiburones son
unos animales particularmente interesantes desde el punto de vista evolutivo,
pues se encuentran entre los vertebrados con mandíbulas articuladas más
antiguos que todavía no se han extinguido.
Los vertebrados
con mandíbulas se conocen globalmente como gnatostomados y se dividen en dos
grandes grupos: los que tienen esqueletos óseos y los que poseen un esqueleto
de cartílagos. "Aunque estos dos grupos se diferenciaron hace unos 450
millones de años, con el genoma del tiburón elefante en nuestras manos podemos
comenzar a identificar las adaptaciones genéticas clave en el árbol
evolutivo", explica Wesley Warren, investigador del Instituto del Genoma
de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington y coautor de este
estudio.
Terapias contra la
osteoporosis
El análisis del
genoma del tiburón elefante y su comparación con el de otras especies, explican
los investigadores liderados por Byrappa Venkatesh, ofrecerá nuevas ideas sobre
las bases genéticas de la formación de huesos y la adaptación del sistema
inmune, que permite a los organismos responder mejor a los patógenos.
Los científicos
sostienen también que la investigación sobre este tiburón ayudará a entender
mejor enfermedades humanas como la osteoporosis, por lo que esperan que permita
desarrollar terapias más eficaces, así como formular nuevas estrategias para
mejorar el sistema inmune de las personas.
Un genoma compacto
No obstante,
detrás de la elección de esta especie de tiburón para secuenciar su genoma hay
una razón práctica: su genoma es compacto, pues su tamaño es de unos mil
millones de pares de bases de ADN (1000 Mb), aproximadamente un tercio del del
genoma humano. Es también el más pequeño de los peces cartilaginosos, entre los
que además de los tiburones hay numerosas especies de rayas.
Al compararlo con
otros genomas, los científicos descubrieron una familia de genes que no está
presente en el tiburón elefante pero sí en todos los vertebrados con huesos,
como los pollos, las vacas, los ratones y los seres humanos. Cuando los
investigadores eliminaban alguno de los genes de esta familia en el pez cebra,
observaban una disminución en la formación de huesos, lo que mostraría el papel
de esta familia de genes en el desarrollo óseo.
Para sorpresa de
los científicos, el análisis de su genoma (el primero de un pez cartilaginoso
que se ha secuenciado por completo) reveló que el tiburón elefante no cuenta
con unas células del sistema inmune que aparentemente juegan un papel esencial
tanto a la hora de combatir virus e infecciones bacterianas como para la
prevención de enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo I y la artriris
reumatoide.
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