¿Qué parte del cerebro controla la
disciplina?
Todas las
costumbres, así como los actos repetitivos y la disciplina, están controlados
por los ganglios basales, estructura nerviosa que se caracteriza por estar más
conectada al resto del cerebro que ninguna otra. De hecho, sus neuronas parecen
detestar todo lo que huele a nuevo. Puede parecer una actitud conservadora,
pero es una simple cuestión de supervivencia, ya que si tuviéramos que procesar
cada tarea que realizamos durante el día, el cerebro se colapsaría. En
definitiva, necesitamos llevar a cabo la mayoría de las actividades cotidianas
con el piloto automático mientras el resto de la mente se concentra en asuntos
más urgentes.
Hace algunos años,
Ann Graybiel, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), analizó cómo se
comportan los citados ganglios basales. Llegó a la conclusión de que si
patinamos, montamos en bicicleta o incluso recorremos el camino de vuelta a
casa sin necesidad de pensar en qué esquina debemos girar, es gracias a su
archivo de hábitos. Cuando practicamos algo nuevo, las células nerviosas de esa
región entran en plena efervescencia y consumen mucha energía. Al mismo tiempo,
se liberan grandes cantidades de dopamina en los centros de recompensa y se
activa la corteza para mantenernos totalmente concentrados en el aprendizaje.
Pero una vez que culmina la fase de consolidación, el nuevo comportamiento se
interioriza y puede repetirse indefinidamente con disciplina sin apenas
esfuerzo mental.
Conocer cómo
funcionan los ganglios basales es útil cuando decidimos voluntariamente
adquirir hábitos saludables, como comer fruta cada mañana, hacer ejercicio y
lavarnos los dientes tres veces al día. Phillippa Lally y sus colegas de la
University College de Londres comprobaron que, a medida que reiteramos una
acción, el nivel de automatismo aumenta. El tiempo que tardamos las personas en
convertir una conducta en rutinaria y prescindir de nuestra voluntad –es decir,
de la corteza prefrontal– para llevarlo a cabo varía mucho, entre 18 y 254
días, aunque por término medio se precisan 66 días de reiteración para que la
tarea se automatice, según explicaba Lally en la revista European Journal of
Social Psychology.
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