Una batería de azúcar para recargar teléfonos móviles y tabletas
Con la proliferación del uso de teléfonos móviles
inteligentes, tabletas y portátiles en todo el mundo, aumenta también de manera
imparable la cantidad de baterías que terminan en los contenedores cada año.
Una amenaza para el medio ambiente y la salud humana, pues sólo una pequeña
parte de sus componentes tóxicos se recicla de manera adecuada. Por ello, los
científicos están intentando desarrollar baterías fabricadas a partir de
materiales biodegradables que ofrezcan las mismas prestaciones que las que
usamos en la actualidad e incluso las mejoren.
Un equipo de investigadores presenta esta semana en la revista
Nature Communications una de estas baterías: está fabricada a partir de
azúcares y, según sostienen los científicos que la han desarrollado, es más
duradera y barata que las baterías convencionales. "El azúcar es perfecta
para almacenar energía en la naturaleza. Era lógico que intentáramos aprovechar
esta potencia natural y respetuosa con el medio ambiente para fabricar una
batería", señala Percival Zhang, profesor en la Universidad Virginia Tech
e investigador de la start-up Cell-Free Bioinnovations, y autor principal de
este trabajo
No es la primera vez que se desarrolla una batería de azúcar,
pero Zhang asegura que la suya es capaz de suministrar mucha más energía.
También ofrece mejores prestaciones que las baterías metálicas que se
comercializan en la actualidad: "Debido a su alta densidad energética,
dura dos veces más que las mejores baterías de ión-litio y cuatro veces más que
las baterías alcalinas. En el futuro, podrían durar diez veces más que las
mejores baterías de ión-litio", asegura a EL MUNDO a través de un correo
electrónico.
La batería de azúcar combina un combustible, la maltodextrina
(una especie de polvo blanco soluble en agua obtenido por hidrólisis enzimática
parcial del almidón de maíz) con aire para generar electricidad y agua.
"La maltodrextina es hidrólisis parcial de almidón de
maíz. Si la hidrólisis fuera completa, tendríamos glucosa", detalla. En la
industria este producto se utiliza por ejemplo, en la fabricación de embutidos,
aromas, alimentos y bebidas en polvo instantáneos.
Biodegradable y recargable
Zhang asegura que la batería es 100% biodegradable
["todos los catalizadores son enzimas"] y recargable: "Cuando el
zúcar se va acabando añadimos más (maltodrextina). Es como rellenar un cartucho
de impresión con tinta", compara el científico.
De momento, explica, el prototipo que han presentado es válido
para mostrar el potencial de esta batería: "Para su uso comercial
necesitamos todavía más tiempo porque tenemos que seguir trabajando en
ella", señala.
"Los principios científicos están muy claros. El
principal reto es extender la vida de las enzimas varios años y hacer que sean
tan estables como otras enzimas que usamos en nuestra vida diaria, como las
proteasas utilizadas en detergentes o la glucosa deshidrogenasa que se usa para
las tiras reactivas que analizan sangre", explica.
No obstante, el proyecto ya cuenta con financiación para
mejorar y desarrollar comercialmente estas baterías, por lo que calcula que en
unos tres años podrían estar ya implantadas en algunos teléfonos móviles,
tabletas, videojuegos y otros dispositivos electrónicos portátiles que
utilizamos en este mundo hambriento de energía. "Cell Free Bioinnovations
acaba de recibir un premio de 750.000 dólares (unos 550.000 euros) de la
Science Foundation Small Business Innovation research", afirma.
El investigador también cree que su precio será más bajo que
las baterías con componentes metálicos: "Finalmente llegarán a ser muy
baratas porque están fabricadas a partir de enzimas, de proteínas, y no
contienen metales. Si somos capaces de producir enzimas a precios muy bajos,
costarán mucho menos. Fabricar proteínas es mucho más barato que los
metales", concluye.
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