Anticuerpos monoclonales, ¿una nueva
terapia frente al VIH?
Son la respuesta que la medicina siempre busca, la gran
esperanza de la medicina preventiva, y el objetivo final de toda vacuna, pero
también son difíciles de manejar y su comportamiento no siempre se puede
predecir. Los anticuerpos que genera el organismo ante la presencia de un virus
pueden ser la clave para acabar con él aunque en algunos casos, como el del
VIH, se lleven décadas investigando sobre cómo conseguir vacunas que induzcan
anticuerpos eficaces, sin ningún resultado concreto y positivo en humanos.
Un estudio publicado hoy en la revista Nature da un nuevo
impulso a la investigación en anticuerpos monoclonales contra el VIH, ya que
demuestra su utilidad en la disminución de la carga viral que, en algunos
casos, llega incluso a mantenerse más allá del propio efecto del anticuerpo, al
reforzar el propio sistema inmune. Sin embargo, se trata de un trabajo llevado
a cabo en macacos que, de momento, solo serviría de prueba de concepto de una
hipótesis que da esperanza a los autores: que, además de para guiar el
desarrollo de vacunas, pudieran servir como estrategia terapéutica.
Otra carta publicada en la misma revista también habla del
efecto positivo de otros anticuerpos monoclonales, pero el más llamativo es el
descrito en el primero de los trabajos, firmado por un histórico de la
investigación en este campo, Dennis R. Burton, del Ragon Institute de Harvard y
el Scripps Research Institute, ambos en EEUU.
Fortalezas y debilidades
Para José Alcamí, director del área de Patología Molecular del
Centro Nacional de Microbiología, este estudio tiene dos puntos fuertes. El
primero, que la respuesta que genera en los animales, en cuanto a la
disminución de carga viral y la duración de ésta es "similar a la
observada en la famosa cohorte Visconti", el grupo de pacientes franceses
que lograron controlar su carga viral tras la administración precoz de altas
dosis de antirretrovirales. El segundo es que, los virus que volvieron a resucitar
tras el fin del efecto del anticuerpo no eran resistentes, algo que nunca se
había demostrado antes con una estrategia de este tipo.
Sin embargo, el investigador español cree que es optimista en
exceso hablar de un posible uso del anticuerpo que ha demostrado más potencia,
denominado PGT121, como terapia frente al VIH. Es precisamente a lo que apuntan
los autores. "Los anticuerpos podrían ofrecer una estrategia terapéutica
única que se podrían combinar potencialmente con fármacos antirretrovirales",
indica el primer firmante del trabajo, Dan Barouch.
En un editorial que acompaña a la publicación del estudio, Los
investigadores Steven Deeks y Louis Picker -este último autor de un trabajo que
demostró la eficacia de una vacuna frente al VIH en monos- , consideran que los
hallazgos de los dos trabajos publicados hoy en Nature "podría
revolucionar los esfuerzos encaminados hacia la cura del VIH", que podría
conseguirse combinando la terapia antirretroviral ya utilizada con anticuerpos
monoclonales.
Sin embargo, en el editorial se señala alguna de las flaquezas
del trabajo, que también constata Alcamí. El principal es el virus con el que
se infectó a los macacos participantes en el estudio, muy distinto al que se
produce en una situación real en seres humanos.
El investigador español, que, a la vez que científicos del
HIVACAT, trabaja activamente en la descripción de anticuerpos frente al VIH
-extraídos de pacientes infectados por el virus- señala también otro punto
débil de un posible traslado de animales a humanos que es, sencillamente, la
capacidad de producción. Alcamí señala que las cantidades de anticuerpos
inyectadas a los simios son "muy importantes" y que en el trabajo se
ve que si estas disminuyen también lo hace su eficacia. "La razón por la
que lo prueban en pocos macacos, no es que haya escasez de estos animales, sino
que es muy caro producir el anticuerpo", subraya.
Sin embargo, Alcamí reconoce que PGT121 muestra un gran
potencial. "Sería interesante lograr una vacuna preventiva que indujera
este anticuerpo", apunta. En concreto, PGT121 es destacable porque ataca a
uno de los cuatro talones de Aquiles del VIH: los glicanos V3, estructuras de
azúcar del virus.
En definitiva, estos dos artículos y el editorial sugieren que
tantos los anticuerpos monoclonales en general, como éste en particular, darán
todavía mucho que hablar en la intrincada lucha contra el VIH. Solo el tiempo
dirá si los humanos responderán tan positivamente como los macacos y si la
estrategia podrá generalizarse entonces.
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