No se tome la tensión en la muñeca
María López es hipertensa desde que cumplió los 50. Por eso,
además de su pastilla diaria, visita a periódicamente al médico para comprobar
que todo está bajo control. Tiene confianza con el especialista y sabe que se
trata de algo rutinario, pero no puede evitarlo: se pone nerviosa en cuanto
cruza el umbral de la consulta y su tensión se eleva muy por encima de lo que
es habitual en su caso.
Lo que le pasa a María se conoce como 'efecto de la bata
blanca', un problema que impide el correcto manejo de la hipertensión y que las
nuevas guías europeas de diagnóstico y tratamiento quieren combatir.
"Está comprobado que cuando el paciente entra en la
consulta se produce una subida momentánea de la tensión", aclara José
Ramón González-Juanatey, que acaba de asumir el cargo de presidente de la
Sociedad Española de Cardiología.
Para conseguir una valoración más regular y acertada, añade,
los cardiólogos europeos han querido cambiar el paradigma en torno a la toma de
la presión arterial y dar más relevancia a las mediciones fuera del ámbito de
la consulta.
Entre otras estrategias, las nuevas guías proponen potenciar
el autocontrol de las medidas en el hogar, si bien el documento recuerda que no
todos los instrumentos son válidos para hacerlo.
"Por ejemplo, se desaconseja explícitamente el uso de
tensiómetros de muñeca debido a que su fiabilidad es mucho menor que la de los
de brazo, que son los que están homologados", indica González-Juanatey.
Para este especialista, sería necesario que, como ocurre con
los pacientes diabéticos, los hipertensos también pudiesen contar con
financiación para poder disponer de un tensiómetro adecuado en su domicilio.
"Es una medida que permite al paciente implicarse en el
manejo de su enfermedad y refuerza la cumplimentación terapéutica, que es
clave", subraya.
Seguir adecuadamente el tratamiento, continúa
González-Juanatey, permite reducir a la mitad el riesgo de sufrir un infarto
cerebral, entre otras complicaciones, por lo que "es fundamental"
ampliar las estrategias que contribuyen a que los enfermos se adhieran a la
terapia.
Aunque hay muchos momentos idóneos para medirse la tensión,
una buena ocasión es la primera hora de la mañana. "Lo ideal es realizarse
tres determinaciones con unos minutos de diferencia. Se recomienda desechar la
primera y hacer una media con las dos siguientes para hacerse una idea del
valor real", comenta el también jefe del servicio de Cardiología del
Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela.
La recomendación es que estas medidas en el hogar no superen
los 135 mmHg de tensión sistólica y los 85 mmHg de diastólica.
Además, González-Juanatey aconseja pensar en la tensión
arterial incluso cuando no se tiene un diagnóstico que haga palpable el
problema. "A partir de los 40 años, lo recomendable es que en cualquier
contacto sanitario se haga un control de la tensión" para detectar
cualquier problema
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