domingo, 29 de diciembre de 2013

Demuestran la importancia de El Niño en la evaporación de agua en los continentes
Un nuevo estudio dirigido por un investigador español perteneciente a la Universidad de Bristol ha revelado la importancia del fenómeno meteorológico de El Niño para la evaporación de agua en los continentes.

El ciclo del agua comienza en los océanos, donde se evapora y se desplaza en forma de nubes hacia los continentes lugar en el que finalmente precipita. Parte de esta lluvia recarga nuestros acuíferos y es aprovechada por los animales y las plantas, mientras que la parte restante vuelve al mar a través de los ríos. Así nos lo explicaban de manera sencilla en el colegio. Sin embargo, múltiples investigaciones científicas a lo largo de los años han subrayado la importancia de un factor esencial en el este ciclo: la evapotranspiración. Básicamente se trata de la evaporación de agua en los continentes, mayoritariamente a través de la vegetación, en el proceso conocido como transpiración.

A priori, la evapotranspiración puede utilizarse como medida del calentamiento global, dado que con el aumento de las temperaturas cabe esperar que la evapotranspiración sea más intensa. Ahora, gracias a los datos aportados por los satélites durante las últimas tres décadas, una nueva investigación ha comprobado el papel de este proceso. Como explica Diego G. Miralles, autor principal de la investigación, “solo en latitudes septentrionales la evaporación se ha incrementado a la velocidad esperada. En el resto de zonas continentales, el efecto de las oscilaciones climáticas naturales de El Niño y La Niña (ciclos casi periódicos de temperatura oceánica que originan lluvias torrenciales y sequias en los trópicos) han sido un factor mucho mas determinante para la evapotranspiración que el calentamiento global”.

En temporadas de El Niño las lluvias en Sudáfrica y Australia se ven reducidas drásticamente, lo que provoca a su vez una reducción en la transpiración de las plantas, que también frenan su actividad fotosintética para evitar secarse. Como apunta el investigador principal del artículo publicado en Nature Climate Change, “estas reducciones regionales de la transpiración son tan intensas que el volumen total de vapor de agua desde los continentes a la atmósfera se ve severamente mermado a escala global”. Y añade, “el futuro del ciclo terrestre del agua depende en gran medida de cómo el ciclo de El Niño y La Niña reaccione al cambio climático. Por lo tanto, deberíamos prestar atención a los fenómenos oceánicos en nuestros estudios de la futura disponibilidad de agua en los continentes”.

Miles de investigadores en todo el mundo analizan datos provenientes de modelos climáticos y satélites para anticiparse al destino del clima. Este estudio da un paso más en la comprensión del ciclo del agua y la climatología global a través de un fenómeno tan importante como el ciclo de El Niño y La Niña.

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