El genoma de la cobra, un
arma potencial contra el cáncer
Lo utilizan como
arma química letal para capturar a sus presas y protegerse de sus enemigos,
pero convenientemente tratado, el veneno de la cobra real también puede convertirse
en una potente herramienta biomédica. Un equipo internacional de científicos,
en el que ha participado el CSIC, ha logrado secuenciar el genoma de este
reptil, el primero de las serpientes, según aparece publicado en la revista
'PNAS'.
Es de sobra conocido
que el veneno de las serpientes contiene diferentes tipos de proteínas de
interés para el sector de salud. De hecho, a día de hoy existen varios fármacos
en el mercado (por ejemplo, para tratar la hipertensión) cuyos péptidos se han
basado en el veneno de estos reptiles. Sin embargo, desde que se han abaratado
los costes de la tecnología para secuenciar genomas (hasta ahora restringidos a
los humanos), la posibilidad de tratar y paliar otras enfermedades, como el
cáncer, está tomando más fuerza.
"En el veneno
de las serpientes existen determinados componentes, como la desintegrina, que
impiden la formación de vasos sanguíneos, lo que ayudaría a parar el proceso de
metástasis. Si se frena la metástasis, el tumor deja de crecer", explica
Libia Sanz, miembro del equipo de Juan José Calvete que participó en el
descifre del genoma de la cobra real. "Pero de ahí a decir que podrá curar
el cáncer es mucho decir. Lo puede paliar", recalca.
Paralelamente y
por casualidad, se ha publicado otro estudio que descifra el genoma de la
serpiente pitón de Birmania, que no es venenosa, lo que ha permitido comparar
en muy poco tiempo los dos únicos genomas de serpientes que existen.
"Durante su evolución, las serpientes venenosas han desarrollado unas
glándulas en las que determinados genes se han ido transformando en toxinas que
más tarde han formado sus venenos. Conocer el mecanismo mediante el cual una
proteína se transforma en una toxina, podría permitir, en un futuro,
reproducirlo en el laboratorio y modificarlo para que en vez de matar, ayude a
curar", comenta Calvete.
Presumiblemente,
la aplicación definitiva en pacientes de cáncer tardará en llegar bastante
tiempo, debido a que se trata de investigaciones que requieren muchos años de
estudio y una alta financiación económica.
La cobra real es
la más larga de las serpientes venenosas. Vive en los bosques del sureste
asiático y se alimenta otros ofidios. Las toxinas de su veneno son de tipo
neurotóxico, es decir, afectan al sistema nervioso y central. Su mordedura es
mortal.
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