El lado 'oscuro' de las luces navideñas
El centro de
Madrid es, durante más de un mes, una eclosión de luces navideñas en calles y
edificios, una situación que ocasiona problemas de salud e incluso accidentes,
según los expertos.
Una de las
consecuencias del alumbrado nocturno en las calles son los deslumbramientos de
los conductores que transitan por ellas. Al menos el 70% sufre estos problemas
al volante, que, en el caso de personas con trastornos de la visión y mayores
de 50 años, son más pronunciados y pueden ocasionar accidentes, según un
estudio de la Fundación Rementería.
Los cambios
repentinos de luminosidad son los que presentan más peligro, como ha explicado
el doctor Juan Gros, especialista en Cirugía Refractiva.
El riesgo de
siniestros es mayor "en personas con trastornos de la visión, como
hipermetropía, astigmatismo, miopía o glaucoma, ya que el período de adaptación
de la pupila aumenta y con ello el tiempo de respuesta al cambio de luz". De hecho, en un
grupo de pacientes con glaucoma se comprobó que dos tercios tenían problemas de
acomodación al salir de un túnel.
A medida que
envejece el ojo, el halo que rodea una fuente luminosa (como bombillas, faros y
farolas) aumenta, según un estudio del Grupo de Investigación en Visión
Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid. Eso provoca que, a
partir de los 50 años, "cueste cada vez más percibir con claridad los objetos
detrás de un halo luminoso", ha precisado la profesora María Jesús Pérez
Carrasco, coautora del estudio.
También son
especialmente sensibles a los deslumbramientos quienes tienen ojos claros
"debido a que su cantidad de melanina en el iris es menor", ha
apuntado Gros.
Una investigación
austríaca publicada en 2013 comprobó que las personas de ojos azules tenían
unos niveles significativamente más altos de luz difusa intraocular, por lo que
"podrían experimentar deslumbramientos discapacitantes en situaciones
diarias como la conducción nocturna con más frecuencia que otras".
Por su parte, el
Grupo de Trabajo sobre Contaminación Lumínica y la Cátedra de Divulgación de la
Ciencia de la Universidad de Valencia (UV) elaboró un informe el pasado año
sobre la contaminación lumínica generada por el alumbrado público de "leds
blancos".
En él se concluye
que este nuevo tipo de iluminación, que implica ahorro energético,
"incrementa la polución por luz y genera efectos nocivos sobre la
biodiversidad, la salud humana y la observación astronómica".
En el informe se
destaca el riesgo para quienes pasan muchas horas en estos entornos lumínicos.
Así, desde de la Facultad de Medicina de la UV, su catedrático de Anatomía y
Embriología Humana, Francisco Martínez Soriano, ha asegurado que "la luz
durante la noche disminuye drásticamente la producción de melatonina de tal
manera que los trabajos nocturnos prolongados en el tiempo provocan graves
alteraciones". Estas alteraciones
no son solo del sueño sino a la larga "del metabolismo en general" y
pueden "derivar en la aparición de diferentes patologías".
La melatonina es
una hormona clave para la regulación de los ritmos funcionales de los órganos
endocrinos y metabólicos. Se produce en la glándula pineal y participa en una
gran variedad de procesos celulares, endocrinos y fisiológicos.
Por este motivo,
desde la Universidad de Valencia proponen que los ayuntamientos hagan
auditorías lumínicas para reducir alrededor de un 60% el consumo energético
antes de llevar a cabo cualquier actuación de cambio de las luces actuales de
sodio de baja presión. Y, además, promuevan la aprobación de ordenanzas
municipales de protección del cielo nocturno.
Desde el pasado 1
de julio, el Ayuntamiento de París obliga a todos los edificios no
residenciales y a los escaparates comerciales a apagar su iluminación interior
entre las 01.00 y las 07.00 horas. Su objetivo es recortar 250.000 toneladas de
CO2 al año, el equivalente al consumo anual de 750.000 hogares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario